Si comienzo diciendo que Viseu está posicionada como la primera ciudad en el ranking de calidad de vida en Portugal seguro que es un simple pero contundente argumento para acercarnos y conocer por qué sus habitantes tienen ese privilegio. Aunque a primera vista nos puede parecer gris y divinamente decadente (esa es la parte por la que estoy enamorado de este país), Viseu tiene grandes y amplias zonas verdes, sus calles estrechas y adoquinadas repletas de tiendas están siempre animadas y, por supuesto, como en todo el país, es sumamente acogedora con el foráneo.
Al ser una ciudad de paso hacia Oporto o las playas de Aveiro, como suele suceder en estos casos, solemos pasar de largo y no hacer una parada en estas pequeñas ciudades de interior. Os aseguro que Viseu merece la pena y que las dos o tres horas que la dediquéis para descubrir su patrimonio, historia y gastronomía os sabrán a poco.
Para acercarnos al casco histórico lo mejor es llegar por la Rua 5 de Outubro y aparcar en la plaza que está enfrente de la Iglesia de Nossa Sra. do Carmo, junto al jardín de Santa Cristina. Esta bonita iglesia del siglo XVIII destaca por los bellos retablos cubiertos con pan de oro y por los techos de su capilla, decorados en perspectiva por el artista italiano Pascoal José Parente. Desde allí, lo mejor es subir caminando por la Rua Arvore y perderse por sus calles medievales repletas de comercios tradicionales y el antiguo barrio judío. Destacan entre todas estas calles la Rua Escura y la Rua Direita por sus hermosos palacetes del siglo XVI, algunos de ellos ahora en desuso.
Justo detrás de la Rua Escura se encuentra la zona monumental principal de Viseu con la Iglesia de la Misericordia, el Museu Nacional Grão Vasco y su imponente Catedral. Desde el Adro da Sé (atrio de la catedral), dominaréis todos estos edificios para poder contemplarlos con tranquilidad y sacar muchas fotografías.
El Museu Nacional Grão Vasco se encuentra en el edificio conocido como el Palacio de los Tres Escalones, porque además de albergar la galería de arte dedicada a Vasco Fernandes (pintor portugués del siglo XV), también encontramos el balcón de los Canónigos y la torre del homenaje. El precio de la entrada para el museo es: 4 € era adultos, gratis para menores de 12 años.
La Catedral de Viseu está levantada sobre otra anterior románica del siglo XII, aunque es muy poco lo que queda de la antigua edificación.La catedral gótica actual sigue las líneas originales de la época, con una planta de tres naves. De su interior destacan los muros por el grosor que tienen, dando la sensación de recinto defensivo. Si queréis subir a la planta de arriba y disfrutar de las mejores vistas de la ciudad, hay que pagar 2,5 € por personas. El pago de esta entrada además incluye el acceso a un pequeño museo donde se exponen piezas religiosas, libros y vestidos de siglos pasados. Destacaría también el claustro de dos plantas construido en la Edad Media con sus pequeñas capillas góticas y sus paredes decoradas con los preciosos azulejos típicos portugueses.
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Muy recomendable perderse por el casco antiguo de Viseu
Antes de abandonar Viseu, si el tiempo os lo permite, otra forma original de conocer la ciudad es dando una vuelta en el pequeño funicular que recorre parte del casco histórico. La idea de montar este transporte público fue para descongestionar el centro histórico de coches y tener un fácil acceso. El billete cuesta 50 céntimos por persona y trayecto.
Dónde comer
Normalmente sabéis que suelo recomendar dos o tres restaurantes en mis post, pero esta vez voy a hacer una excepción arriesgándome a aconsejaros solo uno, seguramente el mejor de Viseu: restaurante O Cortiço. Lo encontraréis en la Rua Augusto Hilário, Nº 45, poco antes de llegar al casco antiguo. Con casi 45 años de antigüedad, su diseño es muy acogedor. Nos recuerda a los típicos mesones castellanos donde la madera y la piedra son sus componentes principales. En sus fogones preparan recetas caseras antiguas típicas de este país.
Como suele suceder en Portugal, no os paséis pidiendo ya que las raciones son copiosas y contundentes. Dos personas pueden comer por unos 50 o 60 euros y para no equivocaros, los platos estrella son: unas entradas con embutidos de la zona (queso, morcilla, jamón y chorizo), cabrito al horno, el bacalhau podre (esta fue mi elección), el arroz de carqueja o el polvo frito. En cuanto al vino no so compliquéis, sirven uno de Dão en una garrafa de barro que está bastante bien para el precio que tiene.